29 mayo 2006

 

¡Qué fácil es tener a mano una ley a la que echar la culpa de todos los males de la educación!

Desde que ha sido aprobada la nueva ley de educación (LOE), no he dejado de oír los "clásicos" comentarios que ya se hacían a la LOGSE, a saber: l@s alumn@s no se van a esforzar nada, se están bajando los niveles, lo que pretenden los políticos es que los institutos se conviertan en guarderías, los padres y las madres no se ocupan de sus hij@s, los profesores y profesoras cada vez tenemos menos autoridad y menos reconocimiento social... Vamos, que según dicen por ahí, la educación está cada vez peor.

Pero, en este análisis fatalista y derrotista siempre echo en falta un poquito de autocrítica. ¿Todo lo malo que aqueja al sistema educativo procede de causas externas a nosotros y nosotras (los docentes) o, quizá, algo tenemos que ver nosotr@s en ello? No creo que todo sea culpa de los profesores y profesoras (como dicen algun@s), pero tampoco creo que todo sea culpa de los alumn@s, ni de los padres y madres, ni de las leyes (que la mayoría de las veces no pasan de ser meros artificios burocráticos que pocas veces se ponen en práctica). En este desaguisado cada cual tiene su parte de responsabilidad y nosotr@s, como profesionales, deberíamos hacernos cargo de nuestra parte, empezando por asumir cuál es nuestra obligación cumpliendo aquellas funciones por las que nos pagan.

Y, en mi modesta opinión, nos pagan para intentar que l@s alumn@s progresen (no para hacerles saber una y otra vez y durante muchos años que no sirven para nada). Nos pagan para que l@s chic@s salgan de la escuela mejor que entraron (no para minar su autoestima y elevar su resentimiento). Nos pagan para que dichas personas vaya adquiriendo hábitos de trabajo (no para que descubran que haciendo bien el último examen se salvan). Nos pagan para que esos seres humanos vayan haciendo suyas ciertas actitudes de responsabilidad, coherencia, autonomía y respeto (no para que descubran que el mejor es el que más avasalla). Nos pagan para que l@s alumn@s se impregnen del gusto por aprender (no para que aprendan la forma más exitosa de hacer exámenes). En definitiva, nos pagan para ayudar a l@s chic@s en el proceso de ir haciéndose personas.

Y, para conseguir todo lo anterior, hay que llegar a las aulas con un poquito de ilusión y con cierta dosis de optimismo. Pero, sobre todo, hay que llegar a las aulas pensando que nuestra labor puede cambiar las cosas, mejorarlas. Creyendo que es importante lo que hacemos y que merece la pena hacerlo. ¿Quiénes son los que no valoran nuestro trabajo? Creo que nosotr@s mism@s, porque decir al principio de curso, como yo a veces he oído decir, que un chico o chica ya no tiene remedio, es creer muy poco en lo que uno/a hace y valorar muy poco su propia capacidad profesional.

Y ya que tanto se nos llena la boca con la palabra profesional, seamos profesionales. Por ejemplo, hagamos las reuniones de evaluación para detectar problemas y buscar posibles soluciones, no para recitar unas notas que ya están puestas en el papel. Realicemos las correspondientes adaptaciones curriculares no significativas para adaptar el proceso de enseñanza/aprendizaje a las necesidades de cada alumno/a. Partamos de lo que saben nuestr@s alumn@s, porque nosotros queremos que aprendan algo ¿no?, ¿o explicamos y el que lo entienda lo entiende y el que no pues nada?

Claro que hay ciertos alumnos y alumnas que pasan de todo, pero hay otros muchos y muchas a los que si se les da la oportunidad se enganchan, responden, trabajan. Lo que no podemos esperar es que se enganchen si no tendemos un puente entre lo que saben y lo que deben saber. Y, lamentablemente, ese puente muchas veces está roto y no nos ocupamos de restaurarlo, y por mucho que avancemos, los que se han quedado al otro lado del puente no pueden cruzar. ¿Y nos molesta que nos entorpezcan el ritmo de las clases? Algo tendrán que hacer si no les ofrecemos otra alternativa, ¿qué haríamos nosotr@s en su lugar?

Un saludo, Montse


Comments:
Montse, te lanzo una pregunta, la cual seguramente responderás mejor que yo, pues cuentas con una mayor experiencia docente. Ahí va:

Tal y como yo lo veo, llevo solamente cuatro años enseñando en Secundaria en los que he sometido mi actividad docente a la LOGSE y a la LOCE y el curso que viene a la LOE. ¿Cómo es posible que le echemos la culpa a las leyes si, por lo que he visto, seguimos trabajando de la misma manera, con los mismos métodos?

- 3 leyes de educación
- 1 misma manera de trabajar

¿y la culpa es de la ley?

Venga hombre, ¡menos pataleo! ¡menos lamentos! ¡menos lástimas!

Un saludo
 
Todos sabemos Monste que hay de todo. Pero hay veces que los alumnos nos encontramos con profesores (como tu o Ramón) por los que merece la pena dedicar un poquito del tiempo al estudio.
Te puedo asegurar como alumna que si todos los profesores fueran como vosotros dos las clases serían de otra forma y aunque alumnos fracasaran otros alumnos no lo harían.

Yo he visto a alumnos vuestros estudiando vuestra asignatura cuando no dan un palo al agua en todo el curso.

Por tanto si todos los profesores se dedicaran a enseñar a ser personas, además de a dar las materias pertinentes, si llegaran a clase con animo y no con malas palabras, las cosas cambiarían.

Pero cuando llegas a clase y te encuentras con un profesor que le falta solo el decirte que no vales para nada, pues te desanimas y prefieres aprobar y punto, estudiando lo menos posible. Porque siempre te sientes un cero a la izquierda y nunca piensas en superarte.

Seguir asi enseñando a ser personas y vereis como todos los alumnos os responderan bien. Os lo digo como alumna y de corazón.
 
Completamente de acuerdo con Laumoma.Hay ciertos profesores muy distintos a otros que intentan dar todo lo que tienen para ayudarte, y con estos profesores intentas estudiar y aprobar para no defraudarles y compensar la confianza que han depositado en tí, estos profesores verdaderamente merecen la pena, son algo mas que profesores, y se agradece.
No sé muy bien en que cambiará la nueva ley respecto a la anterior, asi que no puedo opinar, pero es cierto que todos tenemos algo que aportar en el mundo de la educación; alumnos, profesores, padres...todos.
Interesante blog por cierto, con articulos igualmente interesantes.

PD:Gracias por escribirme en el blog. Un saludo. Aaaadiós. Mª Ángeles Guerrero.
 
bueno, menos mal que no soy la única que lo denuncia. Estoy harta de oír tonterías sobre la ley, muchas de ellas diretcamente falsas.Sigue así. Laura
 
A estas alturas venir con eso de que la culpa es un poco de todos es como mínimo de ingénuos. No sabemos cuántos años llevas trabajando en la enseñanza, pero de todas formas te recomiendo que te leas Los Límites de la Educación, La educación en peligro, La enseñanza destruida, El espacio del profesor, para entrar en calor, digo.

Saludos
 
Estimado Juan:
En primer lugar, te diré que yo, a diferencia de ti, voy a ser prudente y, por eso, no voy a emitir ningún juicio de valor acerca de lo que me parecen las opiniones que viertes en tu blog. ¡Y no creas que no se me ocurren unos cuantos!, es simplemente una cuestión de formas de ser y estilos diferentes.
En segundo lugar, me gustaría saber qué quieres dar a entender cuando dices: "no sabemos cuántos años llevas trabajando en la enseñanza". ¿Quiénes sois los que no sabéis? ¿Quizá un tribunal de expert@s que anda por ahí analizando quién puede opinar y quién no? ¿Quizá Dios y sus allegados que han venido a la Tierra a analizar la blogosfera y decidir quién cumple los requisitos para opinar? ¿O tal vez quieres decir que las personas que llevan poco tiempo trabajando en la enseñanza no tienen derecho a opinar? ¿O acaso es que su opinión no es válida sólo por ser jóvenes? No sé, se me agolpan tantos interrogantes...
En tercer lugar, te diré que no sabéis o no sabes, ni vas a saber cuántos años llevo en la docencia, porque que yo sepa no tengo que dar explicaciones a nadie para opinar sobre el asunto que a mí me parezca importante. Y, además, te diré que el argumento del tiempo ya me lo conozco y me resultó, me resulta y me resultará fácilmente desmontable. Desde que empecé en esto de la educación, hace más de una década, siempre he estado oyendo lo mismo, a saber: eso lo dices ahora, ya verás cuando lleves unos años; eso lo dices ahora porque eres interina, ya verás cuando seas fija, eso lo dices... bla, bla, bla, bla. Después de más de 10 años, sigo pensando lo mismo. Es más, incluso diría que he afianzado ciertas convicciones, las cuales expongo en mi blog simplemente porque me da la gana y porque, afortunadamente, estamos en un país libre pese a que a algun@s os escueza.
Para terminar, decirte que si las lecturas que me recomiendan van en el tono de tu blog, permíteme decirte que te agradezco el detalle pero que paso de leerlas. Yo, ingenua de mí, seguiré leyendo otros libros que van en otra dirección, y que siguiendo en mi línea prudente no voy a recomendarte. Eso sí, te dedico estas dos citas de pensadores de valía reconocida, espero que no te resulten ingenuos. Dice así:
“Como individuos y como ciudadanos tenemos perfecto derecho a verlo todo ... muy negro. Pero en cuanto educadores no nos queda más remedio que ser optimistas, ¡ay! Y es que la enseñanza presupone el optimismo tal como la natación exige un medio líquido para ejercitarse. Quien no quiera mojarse, debe abandonar la natación; quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y que no pretenda pensar en qué consiste la educación. Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores) que pueden ser sabidos y que merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. Los pesimistas pueden ser buenos domadores pero no buenos maestros".
(Fernando Savater. El valor de Educar)
“Los maestros son los profesionales de la esperanza, los cuidadores del futuro. Cualquier pesimista, escéptico, desconfiado, desesperado debería ser excluido de la profesión. El maestro ha de tener confianza en la inteligencia, en las posibilidades del ser humano, en la posibilidad de alterar el porvenir. El maestro no es pasivo, ni acomodado, ni cobarde. Ha de ser bienhumorado, inventivo, resistente, optimista. En una palabra, sabio”.
(José Antonio Marina)
Un saludo, Montse
 
Montse no conocía tu blog, pero me alegro una barbaridad de haber llegado a él.

Estoy completamente de acuerdo con tus comentarios y lo que más envidia me da es ver los de esos alumnos tuyos que te han escrito.
Por cierto, todos los argumentos que estoy últimamente escuchando, achacando todos los males habidos y por haber en la educación a las leyes y los que las hacen, si se analizan (y no hace falta con demasiada profundidad) acaban en lo mismo; simplemente no aceptan que estamos en un sistema en el que todos y todas los niños hasta una cierta edad tienen derecho a que se les eduque.
Se centran casi exclusivamente en criterios instrumentales, nos colocan a los educadores en el papel de meros transmisores de conocimientos y olvidan que somos o debemos ser mucho más que éso.

Creo, que si se escuchasen esas sabias palabras de una alumna en sus comentarios en los que comenta que si se enseñase a ser personas... y además adoptásemos como postura vital en la educación una visión positiva de nuestro alumnado, no sé, quizás no nos acordaríamos tanto de las leyes educativas.

En fin, enhorabuena por tu blog y por tus sabias opiniones.

Saludos.
 
Para Juan López
Muchísimas gracias por tus palabras de ánimo y aliento. No creo que sean tan sabias mi opiniones, aunque tampoco tan erróneas como otros piensan. Me alegro tengamos la misma concepción de la educación. He echado un vistazo a tu página, la miraré con más detenimiento. Y a ver si aprendo a poner enlaces y esas cosas en mi blog para seguir en contacto.
Al principio de curso empecé con una página que ya dejé por circunstancias que no viene al caso comentar aquí. Por si te interesa la página es:
https://iesfernandodemena.dyndns.org/asl/
OJO es https no http, vale?
Un saludo, Montse
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?